jueves, 28 de octubre de 2010

Home, sweet home


No hay mejor lugar que tu propia casa. Sí, está muy bien cambiar de aires; porque tienes libertad, haces lo que quieres, etc. Pero, siempre es necesario ese calor de hogas que solo te da tu casa.
Siempre me he querido ir fuera, conocer mundo, pero hay un momento en la vida en el que te das cuenta lo que has dejado atrás, en tu hogar. Se sobrevive, sí; te lo pasas bien; y también aprendes muchas cosas, pero siempre habrá algo que te falte (aunque sea la simple chorrada del olor del suavizante que utiliza tu madre).
Sin embargo, a veces somos tan cabezones o queremos transmitir tal frialdad que no lo aceptamos y queremos aparentar firmeza y fuerza ante cualquier añoro. Pero, por encima de todo cualquiera que esté fuera de casa coincidirá con este dicho: "Cómo en casa en ninguna parte".

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